Es largo el camino a ningún sitio.
Y corto a la meta.
Los caballos están desbocados.
Y pienso en algún amor verdadero.
El campo está verde después de la lluvia
y de nuevo se repite la historia,
y abajo en los sótanos
se vuelva esconder
después de un tiempo
algún amor verdadero.
Y el viento me pregunta
silbándome al oído
qué es lo que quiero.
despues de estar luego ser.
amo tu cara.
Comunicación en tu corazón,
eres veloz como un rayo.
perezco un pez
atrapado en la red de tu juego.
El poder de resucitar solo es tuyo
el sonido está roto
y todo sigue rodando
y puede que rompa a llorar
después de que me enciendas como un carbón.
Mis ojos ya no creen en lo que ven
mis oídos solo escuchan lo que desean.
Ella puede mentir.
Y en los sótanos se esconden
historias de amores verdaderos.
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
Aportación de: Narciso el Valvulista es el alter ego, mucho ego, de Felipe Zapico Alonso.
Esperanza de vida
Unas vidas se agotan casi antes de comenzar
otras van tan deprisa
que uno casi
no se entera de su fin.
Algunas esperanzas no tienen vida
muchas vidas no tienen esperanza.
El color de las recetas
alarga la monocronomía
de algunas vidas.
Hay aparatos ortopédicos del alma
que ayudan
a
dilatar la cosa
a que dure
como las pilas del conejito.
Hay vidas que se apagan
hay vidas que se arrastran
hay vidas
que no sabemos
que hacen aquí.
Hay vidas que se fueron
pero están
tan cerca
que su aliento a veces te roza la nuca.
*. No me gusta explicar. Sólo que sigo vivo, que me he revisado una vez más, y que después de haber podido morir al menos en dos ocasiones, yo sigo. Otros no. Y he visto a muchos, muchos que se arrastran y me he preguntado por qué. No lo sé, pero la esperanza de vida sigue aumentando…y lo venden como positivo.
La guitarra amaneció – punteada de metralla,
hendidas las clavijas por machetes – en medio del estadio.
Mitificada por los morriones, las bayonetas,
las lenguas truncas…
El césped billaba de sangre.
Es todavía el siglo .¡y lo que queda!-
del brazo secular, de los inquisidores
y de las libertades tantaladas.
Tantaladas como una pampa genocida!
Tantaladas como una silla eléctrica!
Tantaladas como una mina bocarriba!
Como una toga verde y un birrete!
Estatua neoyorquina belvedere.
Por ser -todavía- un siglo de tetrarcas,
de setas venenosas, de escorbuto,
te alzaste a ojazos sonoros, polifémicos,
contra la mudez involuntaria de los labradores
-te recuerdan, Vícitor-
de los obreros, las novias, los guanacos,
los mendigos de las calles mojadas.
Víctor alado samotracio.
El sol vertió su peso en las seis cuerdas,
buscó el rostro borroso de las plegarias mil veces
musitadas.
La tierra fue tu fosa.
Cantaban las raíces, los gusanos
los caracoles ciegos.
El césped brillaba de sangre.
“Historia Clínica, Lección de Anatomía del Doctor Zelayeta”.
Sábado 24 de Septiembre de 2011
En “La Casita de Papel” Écija (Sevilla) Spain
A partir de las 21:30 h. Abierta la participación
para colaborar en la iniciativa 100 mil poetas por el cambio.
Es largo el camino a ningún sitio.
Y corto a la meta.
Los caballos están desbocados.
Y pienso en algún amor verdadero.
El campo está verde después de la lluvia
y de nuevo se repite la historia,
y abajo en los sótanos
se vuelva esconder
después de un tiempo
algún amor verdadero.
Y el viento me pregunta
silbándome al oído
qué es lo que quiero.
despues de estar luego ser.
amo tu cara.
Comunicación en tu corazón,
eres veloz como un rayo.
perezco un pez
atrapado en la red de tu juego.
El poder de resucitar solo es tuyo
el sonido está roto
y todo sigue rodando
y puede que rompa a llorar
después de que me enciendas como un carbón.
Mis ojos ya no creen en lo que ven
mis oídos solo escuchan lo que desean.
Ella puede mentir.
Y en los sótanos se esconden
historias de amores verdaderos.
Canción de Julio Siringa (Sevilla).
09/2011
Mucha suerte desde Córdoba!
CANCIÓN DEL LOCO (Paul Haute)
Caminando hacia la nada
se aproxima el fin
un corcel de quimeras
me cabalga el porvenir
quisiera…
saber la verdad.
La luna es como un faro
que alumbra mi soledad
por las noches le pido
que encienda mi oscuridad
quisiera…
hablar con usted
si no existe el camino
habrá que andar sobre el mar
trazando el nuevo rumbo
de nuestra humanidad
quisiera…
contar con usted
solo veo fantasmas
a mi alrededor
no puedo hacer contacto
con el verbo amor
quisiera…
la piel contra la piel
la piel contra la piel
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
Gabriel Celaya.
http://youtu.be/TBDEhBtEvpI
Aportación de: Narciso el Valvulista es el alter ego, mucho ego, de Felipe Zapico Alonso.
Esperanza de vida
Unas vidas se agotan casi antes de comenzar
otras van tan deprisa
que uno casi
no se entera de su fin.
Algunas esperanzas no tienen vida
muchas vidas no tienen esperanza.
El color de las recetas
alarga la monocronomía
de algunas vidas.
Hay aparatos ortopédicos del alma
que ayudan
a
dilatar la cosa
a que dure
como las pilas del conejito.
Hay vidas que se apagan
hay vidas que se arrastran
hay vidas
que no sabemos
que hacen aquí.
Hay vidas que se fueron
pero están
tan cerca
que su aliento a veces te roza la nuca.
*. No me gusta explicar. Sólo que sigo vivo, que me he revisado una vez más, y que después de haber podido morir al menos en dos ocasiones, yo sigo. Otros no. Y he visto a muchos, muchos que se arrastran y me he preguntado por qué. No lo sé, pero la esperanza de vida sigue aumentando…y lo venden como positivo.
100 mil poetas por el cambio desde “la casita de papel” Écija (Sevilla) Spain.
Paul Haute, tengo una estrellita…..
VICTOR JARA
La guitarra amaneció – punteada de metralla,
hendidas las clavijas por machetes – en medio del estadio.
Mitificada por los morriones, las bayonetas,
las lenguas truncas…
El césped billaba de sangre.
Es todavía el siglo .¡y lo que queda!-
del brazo secular, de los inquisidores
y de las libertades tantaladas.
Tantaladas como una pampa genocida!
Tantaladas como una silla eléctrica!
Tantaladas como una mina bocarriba!
Como una toga verde y un birrete!
Estatua neoyorquina belvedere.
Por ser -todavía- un siglo de tetrarcas,
de setas venenosas, de escorbuto,
te alzaste a ojazos sonoros, polifémicos,
contra la mudez involuntaria de los labradores
-te recuerdan, Vícitor-
de los obreros, las novias, los guanacos,
los mendigos de las calles mojadas.
Víctor alado samotracio.
El sol vertió su peso en las seis cuerdas,
buscó el rostro borroso de las plegarias mil veces
musitadas.
La tierra fue tu fosa.
Cantaban las raíces, los gusanos
los caracoles ciegos.
El césped brillaba de sangre.
“Historia Clínica, Lección de Anatomía del Doctor Zelayeta”.